Joseph Pujol, alias le Pétomane (el pedómano), fue un humorista francés que utilizó el culo como herramienta de trabajo.
Desde muy pequeño ya se veía que su futuro estaría vinculado al mundo del espectáculo, era el encargado de amenizar las fiestas cantando y bailando pero un accidente cambió su registro… durante un baño en el mar, cogió aire para sumergirse y sintió cómo las gélidas aguas se introducían por su ano. Asustado, salió rápidamente a la orilla y mientras corría hacia donde se encontraba su madre, se percató de que, ahora, el agua salía. Su madre lo llevó al médico pero éste no le diagnosticó ninguna enfermedad o malformación y le dijo que no debía preocuparse.
Aquel incidente marcaría su vida… comprobó que, gracias al control abdominal, podía aspirar el agua a través del culo y, posteriormente, expulsarla proyectando un chorro de 4 o 5 metros. Cuando llegó a tener un control absoluto, probó con el aire y consiguió expulsarlo produciendo diferentes notas e incluso reproducir sencillas melodías. Tras el éxito cosechado durante cinco años (1887-1892) en Marsella con su espectáculo “Le Petomane“, dio el salto a París… al Moulin Rouge. Allí actuó durante 3 años, convirtiéndose en el artista mejor pagado de Francia (20.000 francos), con un espectáculo en el que interpretaba melodías, apagaba velas, imitaba sonidos, fumaba cigarrillos y como broche final se metía un tubo que conectaba con una ocarina y reproducía canciones populares. Cuando abandonó el Moulin Rouge, por problemas contractuales, abrió su propio teatro y estuvo actuando hasta la Primera Guerra Mundial.
Después de su muerte, en 1945, la Escuela de Medicina de París ofreció 25.000 francos para poder inspeccionar el cuerpo de Pujol, pero la familia se negó.
Hay algunas cosas en la vida que deben ser tratadas con respeto.
lunes, 5 de noviembre de 2012
lunes, 29 de octubre de 2012
El mártir de Auschwitz
Maximiliano Kolbe
La noche del 30 de julio de 1941, en el último recuento del día, faltaba uno compañero del barracón de Franciszek. Sonaron todas las alarmas, los encerraron a todos y los alemanes comenzaron su búsqueda… Por un lado, nos alegrábamos de que alguien pudiese escapar de aquella condena pero, por otra lado, suponía la muerte de otros. A la mañana siguiente, sin haber conseguido capturar al huido, nos sacaron a los 2.000 recluidos en el barracón y nos tuvieron en posición de firmes durante todo el día bajo el sol abrasador. Por la noche, el coronel de las SS Kark Fritsch volvió a pasar lista para elegir a los 10 prisioneros que, como represalia, serían ajusticiados… Franciszek Gajowniczek estaba entre ellos. Cuando dijeron su nombre, dio un paso al frente y murmuró: Pobre esposa mía; pobres hijos míos. El compañero que tenía al lado, el prisionero nº 16.770 Maximiliano Kolbe, se adelantó y dijo: Coronel, soy un sacerdote católico polaco, estoy ya viejo. Querría ocupar el lugar de este hombre que tiene esposa e hijos. Al coronel no le hizo mucha gracia pero, al fin y al cabo, qué más daba matar a uno u otro. Para que la muerte fuese lenta y agónica, los encerraron para morir de hambre… Bruno Borgowiec, un polaco que fue asignado a prestar servicio en la celda donde fueron encerrados, contó antes de morir en 1947: El hombre encargado de vaciar los cubos de orina siempre los encontraba vacíos. La sed les condujo a beber el contenido. El padre Kolbe nunca pidió nada y en lugar de quejarse animaba a los otros diciendo que el fugitivo podría aparecer y todos sería liberados – efectivamente, apareció muerto en una letrina pero el coronel ya no quiso dar marcha atrás -. Uno de los guardias de las SS comentó: este sacerdote es realmente un gran hombre. Nunca he visto a nadie como él… Dos semanas pasaron de este modo. Uno tras otra morían, hasta que sólo quedó el padre Kolbe. Aquello se alargaba demasiado y decidieron ponerle fin: una inyección letal. Aquel sacerdote, hijo de alemán y polaca, fue, durante el tiempo que estuvo recluido, una pequeña luz de esperanza en un lugar de desesperación y muerte; igual que lo había sido para 3.000 refugiados polacos, entre los que se encontraban 2.000 judíos, cuando los escondió en un convento cerca de Varsovia tras regresar de Japón y la India donde fundó varios conventos. Treinta años después, cuando Franciszek Gajowniczek asistió a la beatificación de Maximiliano Kolbe, pronunció estas palabras: Sólo pude darle las gracias con la mirada. Yo estaba aturdido y no podía comprender lo que estaba pasando: Yo, el condenado, sigo viviendo y otra persona, voluntariamente, ofreció su vida por mí. ¿Es esto un sueño? [...] no tuve tiempo de decirle nada a Maximiliano Kolbe. Me salvé. Y se lo debo a él. La noticia se extendió rápidamente por todo el campamento. Fue la primera y la última vez que un incidente sucedido en toda la historia de Auschwitz. Durante mucho tiempo sentí remordimiento al pensar en Maximiliano por permitir que me salvase firmando su sentencia de muerte. Pero ahora, al reflexionar, comprendí que un hombre como él no podía hacer otra cosa. Tal vez pensó que como sacerdote su lugar estaba al lado de los condenados para ayudarles a mantener la esperanza [...]
La noche del 30 de julio de 1941, en el último recuento del día, faltaba uno compañero del barracón de Franciszek. Sonaron todas las alarmas, los encerraron a todos y los alemanes comenzaron su búsqueda… Por un lado, nos alegrábamos de que alguien pudiese escapar de aquella condena pero, por otra lado, suponía la muerte de otros. A la mañana siguiente, sin haber conseguido capturar al huido, nos sacaron a los 2.000 recluidos en el barracón y nos tuvieron en posición de firmes durante todo el día bajo el sol abrasador. Por la noche, el coronel de las SS Kark Fritsch volvió a pasar lista para elegir a los 10 prisioneros que, como represalia, serían ajusticiados… Franciszek Gajowniczek estaba entre ellos. Cuando dijeron su nombre, dio un paso al frente y murmuró: Pobre esposa mía; pobres hijos míos. El compañero que tenía al lado, el prisionero nº 16.770 Maximiliano Kolbe, se adelantó y dijo: Coronel, soy un sacerdote católico polaco, estoy ya viejo. Querría ocupar el lugar de este hombre que tiene esposa e hijos. Al coronel no le hizo mucha gracia pero, al fin y al cabo, qué más daba matar a uno u otro. Para que la muerte fuese lenta y agónica, los encerraron para morir de hambre… Bruno Borgowiec, un polaco que fue asignado a prestar servicio en la celda donde fueron encerrados, contó antes de morir en 1947: El hombre encargado de vaciar los cubos de orina siempre los encontraba vacíos. La sed les condujo a beber el contenido. El padre Kolbe nunca pidió nada y en lugar de quejarse animaba a los otros diciendo que el fugitivo podría aparecer y todos sería liberados – efectivamente, apareció muerto en una letrina pero el coronel ya no quiso dar marcha atrás -. Uno de los guardias de las SS comentó: este sacerdote es realmente un gran hombre. Nunca he visto a nadie como él… Dos semanas pasaron de este modo. Uno tras otra morían, hasta que sólo quedó el padre Kolbe. Aquello se alargaba demasiado y decidieron ponerle fin: una inyección letal. Aquel sacerdote, hijo de alemán y polaca, fue, durante el tiempo que estuvo recluido, una pequeña luz de esperanza en un lugar de desesperación y muerte; igual que lo había sido para 3.000 refugiados polacos, entre los que se encontraban 2.000 judíos, cuando los escondió en un convento cerca de Varsovia tras regresar de Japón y la India donde fundó varios conventos. Treinta años después, cuando Franciszek Gajowniczek asistió a la beatificación de Maximiliano Kolbe, pronunció estas palabras: Sólo pude darle las gracias con la mirada. Yo estaba aturdido y no podía comprender lo que estaba pasando: Yo, el condenado, sigo viviendo y otra persona, voluntariamente, ofreció su vida por mí. ¿Es esto un sueño? [...] no tuve tiempo de decirle nada a Maximiliano Kolbe. Me salvé. Y se lo debo a él. La noticia se extendió rápidamente por todo el campamento. Fue la primera y la última vez que un incidente sucedido en toda la historia de Auschwitz. Durante mucho tiempo sentí remordimiento al pensar en Maximiliano por permitir que me salvase firmando su sentencia de muerte. Pero ahora, al reflexionar, comprendí que un hombre como él no podía hacer otra cosa. Tal vez pensó que como sacerdote su lugar estaba al lado de los condenados para ayudarles a mantener la esperanza [...]
El condenado al que se le conmutó la pena de muerte por no poderlo ejecutar
John H.G. Lee nació en Abbotskerswell, Devon (Inglaterra) y muy pronto dejó la escuela para ponerse a trabajar como sirviente de Emma Keyse, en la cercana aldea de Babbacombe. En 1879, abandonó la casa para enrolarse en la Royal Navy y, tras pasar unos años en la cárcel por robo, en 1884 regresó para volver a trabajar para Emma Keyse. La mañana del 15 de noviembre de 1884 aparecía el cuerpo de Emma Keyse con la garganta seccionada, tres heridas en la cabeza y parcialmente quemado. Como era de esperar, las sospechas cayeron en el servicio y, concretamente, en John Lee; ser el único hombre en la casa en el momento que se produjo el asesinato y tener una herida en el brazo fueron motivos suficientes para declararle culpable.
El 23 de febrero de 1885, fue sentenciado a ser ahorcado en la prisión de Exeter. James Berry, el verdugo del penal, probó la trampa en el cadalso y verificó que todo funcionaba correctamente, pero en el momento de la ejecución el mecanismo falló… una, dos y tres veces. La ejecución fue aplazada y, posteriormente, el secretario de Interior, Sir William Harcourt, conmutó la pena de muerte por la cadena perpetua. Tras 22 años, y varias apelaciones, John Lee fue liberado.
En aquel momento se perdió la pista de John Lee, aunque parece ser que pudo abandonar el país para trasladarse a EEUU donde continuó su vida en el anonimato. Se cree que John H.G. Lee murió el el 19 de marzo de 1945 en Milwaukee donde apareció una tumba con su nombre y año de nacimiento. Él fue “el hombre que no pudo ser ahorcado“.
Alexander Selkirk
Alenxander Selkirk
Archipielago Juan Fernándezjueves, 25 de octubre de 2012
La chocolatina que descubrió el microondas
Percy LeBaron Spencer, un ingeniero estadounidense nacido en 1894, que en 1941 trabajaba en la compañía Raytheon. Allí se producían magnetrones, que son dispositivos que transforman la energía eléctrica en energía electromagnética en forma de microonda, para generar señales de radio para su uso en el radar. Spencer mejoró el proceso de fabricación de los magnetrones permitiendo el aumento de número de unidades producidas diariamente de manera significativa. La Marina de Estados Unidos le premió por ello. En la foto, Y entonces llegó el momento clave de esta historia, que sirvió de chispazo para que cambiara la vida de muchos de nosotros, que todas las mañanas calentamos el café en un microondas.
Era el año 1945 y Spencer estaba cerca de un magnetrón en funcionamiento cuando se dio cuenta de que una chocolatina que tenía en su bolsillo se había derretido. Después de algunas pruebas adicionales para comprobar que sus sospechas con respecto al microondas iban por buen camino, comenzó el desarrollo del electrodoméstico que todos conocemos hoy y que llegó al mercado un par de años después.
Un gran hombre, Percy Spencer, no solo por el episodio del microondas, sino porque demostró de manera sobrada a lo largo de su vida su capacidad, acumulando unas trescientas patentes durante sus trabajos para Raytheon.
Benjamin Franklin y el cambio horario
Nacido en Boston, Estados Unidos, en 1706, este polifacético personaje se encontraba en París, Francia, cuando en 1784 publicó una carta, aunque de manera anónima, en la que explicaba que los parisinos, gracias a aprovechar de manera más eficiente la luz del sol ajustando sus horarios a dicha luz, conseguían ahorrar dinero, aunque sólo fuera en velas. Lo que venía a proponer Franklin era salir de la cama un poco antes para poder comenzar a trabajar con el sol y, por supuesto, irse a dormir también más temprano, para gastar menos en iluminación artificial. Aquel artículo se publicó por primera vez en el diario Journal de Paris y más tarde se distribuyó una versión en inglés.
Esta idea está en consonancia con una frase de nuestro protagonista: Early to bed, early to rise, makes a man healthy, wealthy and wise, es decir, acostarse pronto y levantarse pronto hace al hombre saludable, adinerado y sabio. En su propuesta, Franklin había calculado que si todas las familias de París que se acostaban tarde y se levantaban con el sol ya en lo alto cambiaran sus hábitos, se podrían ahorrar casi treinta millones de kilos de cera para velas. Casi como una broma, abogaba por repicar las campanas al amanecer para despertar al pueblo.
miércoles, 24 de octubre de 2012
Túnicas Negras
El 27 de septiembre 1540 en Roma, la Sociedad de Jesús -una organización de misioneros católicos romanos- recibieron su carta constitucional formal del Papa Pablo III. Ignacio de Loyola, un soldado español que se convirtió en sacerdote, fundó la Sociedad en 1534. Imprescindible en la Contrareforma del Siglo XVI, los misioneros jesuitas empezaron a actuar fuera de Europa en el siglo XVII. Las “Túnicas Negras”, así conocidos por los nativos en América, a menudo precedían a las naciones europeas en su infiltración por tierras y sociedades extranjeras. Sin embargo la vida de un misionero jesuita estaba en peligro porque las autoridades extranjeras eran hostiles y reacios a sus tareas de conversión; los perseguían hasta darles muerte. Sin embargo, en otras naciones como India y China, les veneraban como hombres de sabiduría y ciencia.
Tratado de Westfalia
El 24 de octubre 1648 Se firma el Tratado de Westfalia, que puso fin a la Guerra de los Treinta Años y haciendo que el equilibrio de poder en Europa cambiara radicalmente. La Guerra de los Treinta Años, guerras combatidas por varias naciones europeas, fue provocada en 1618 por los esfuerzos del rey de Bohemia para imponer el Catolicismo a lo ancho y largo de sus dominios territoriales.
Los nobles protestantes se rebelaron y en 1630 casi toda Europa se encontraba en guerra. Como resultado del Tratado de Westfalia, el Santo Imperio romano se disolvió, Suecia ganó el dominio del báltico, la independencia de los Países Bajos fue reconocida totalmente por España y Francia se reconoció como el poder occidental preeminente.
La guerra había devastado Europa, sobre todo Alemania donde los mercenarios que había luchado como soldados y que no habían cobrado por sus servicios en la guerra se dedicaron a asolar ciudades, pueblos y granjas.
lunes, 24 de septiembre de 2012
Konstantín Tsiolkovski
Konstantín Tsiolkovski
(Konstantín Eduárdovich Tsiolkovsky o Tsiolkovski; Izhevskoye, 1857 - Kaluga, 1935)
Físico y matemático soviético. Un ataque de escarlatina le dejó sordo siendo un niño y esta minusvalía, junto con el estímulo de su padre, hicieron de él un ávido lector. Estudió ciencias en Moscú y ejerció como profesor de matemáticas en Borovsk, ciudad en la que contrajo matrimonio; a partir de 1892 siguió ejerciendo la docencia en Kaluga, donde residió hasta su muerte. Tsiolkovski se interesó por la física e, inspirado en las novelas de Julio Verne, se dedicó a los problemas que planteaban los viajes espaciales. En 1883 concibió un proyecto de nave por retropropulsión para viajes interplanetarios; posteriormente, en 1920, expuso la idea de un cohete formado por módulos múltiples que iban desprendiéndose en las sucesivas etapas del viaje, como lo serían los que viajaron a la luna medio siglo después. Tsiolkovski vislumbró asimismo la posibilidad de utilizar motores de combustible líquido, con una mezcla de un comburente distinto del aire y un carburante para la propulsión de estas naves; en 1903 propuso, como combinación ideal, un mezcla a base de hidrógeno y oxígeno líquidos. Elaboró además una formulación matemática para calcular la velocidad del cohete a partir de la fuerza de salida de los gases de chorro, y fue el primero que concibió la idea de una estación espacial. Sus estudios no fueron conocidos en los ambientes científicos hasta 1918. Entre sus trabajos publicados figuran Consideraciones sobre la tierra y el espacio (1895), Exploración del espacio cósmico por medio de aparatos a reacción (1896) y Un cohete en el espacio cósmico (1903).
Físico y matemático soviético. Un ataque de escarlatina le dejó sordo siendo un niño y esta minusvalía, junto con el estímulo de su padre, hicieron de él un ávido lector. Estudió ciencias en Moscú y ejerció como profesor de matemáticas en Borovsk, ciudad en la que contrajo matrimonio; a partir de 1892 siguió ejerciendo la docencia en Kaluga, donde residió hasta su muerte. Tsiolkovski se interesó por la física e, inspirado en las novelas de Julio Verne, se dedicó a los problemas que planteaban los viajes espaciales. En 1883 concibió un proyecto de nave por retropropulsión para viajes interplanetarios; posteriormente, en 1920, expuso la idea de un cohete formado por módulos múltiples que iban desprendiéndose en las sucesivas etapas del viaje, como lo serían los que viajaron a la luna medio siglo después. Tsiolkovski vislumbró asimismo la posibilidad de utilizar motores de combustible líquido, con una mezcla de un comburente distinto del aire y un carburante para la propulsión de estas naves; en 1903 propuso, como combinación ideal, un mezcla a base de hidrógeno y oxígeno líquidos. Elaboró además una formulación matemática para calcular la velocidad del cohete a partir de la fuerza de salida de los gases de chorro, y fue el primero que concibió la idea de una estación espacial. Sus estudios no fueron conocidos en los ambientes científicos hasta 1918. Entre sus trabajos publicados figuran Consideraciones sobre la tierra y el espacio (1895), Exploración del espacio cósmico por medio de aparatos a reacción (1896) y Un cohete en el espacio cósmico (1903).
martes, 7 de agosto de 2012
Origen de la goma de borrar
La goma de borrar es originaria del continente americano. En el siglo XVI, los colonos observaron que los indios recubrían el calzado y la ropa con la savia de los árboles Castilla elastica y Hevea brasiliensis. Esta pronto se secaba y formaba una capa gomosa que repelía el agua en los días lluviosos.
Les impresionó la sustancia y comenzaron a usarla como impermeable. Era látex. En 1770, el químico inglés Joseph Priestley, observó que la savia endurecida de los llamados árboles de la leche borraba las marcas dejadas por el lápiz de grafito. Por aquellas se utilizaba la miga de pan para borrar, pero asi era difícil borrar con precisión.
La bautizaron como goma india, y podía tomar forma de poliedro con aristas finas con las que se podía borrar mejor. Esta goma era caucho, un polímero de una molécula que procede del látex.
Las primeras gomas que se vendieron eran pequeños bloques de caucho natural. Eran muy útiles pero tenían un gran inconveniente: se pudrían al poco tiempo. Esto dejó de suceder en 1839, cuando el estadounidense Charles Goodyear (el de los neumáticos) inventó la vulcanización.
Goodyear calentó sobre una estufa una mezcla de azufre y caucho. En vez de calcinarse como sucedía si se calentaba la goma sola, esta mezcla se endureció y se volvió menos pegajosa, pero sin perder elasticidad. Y además era más duradera porque no se pudría.
Lo que había sucedido es que el azufre había formado puentes entre las largas moléculas del polímero. Es como si las hubiera cosido entre ellas. Gracias a ellos, sus propiedades cambiaron.
Hymen Lipman concibió el lápiz “todo en uno” en 1858.
domingo, 29 de julio de 2012
Reformas del calendario
Desde tiempos antiguos, en la península Itálica, los pueblos prerromanos utilizaban diferentes calendarios ligados al ciclo lunar.
En Roma se fijó un calendario de 304 días distribuidos en 10 meses en los cuales 4 de ellos eran de 31 días y el resto de 30. Curiosamente estos debían ajustarse anualmente, por pontífices, siguiendo siempre criterios astronómicos. Los calendarios también se ajustaban según la duración de los cargos públicos, así prorrogaban la duración o cambiaban la fecha de las elecciones.
El astrónomo griego Sosígenes de Alejandría elaboró el calendario Juliano en el cual trasladó el inicio al 1 de Enero en lugar del anterior 1 de Marzo. El calendario Juliano llegó a Roma gracias a Julio César y se compone de 365 días divididos en 12 meses. Existe una excepción en la cual se le añade un día al mes de Febrero por lo tanto hay 366 días en el calendario, es a lo que llamamos año bisiesto. Este hecho tiene varios errores que más adelante fueron reformados por el Papa Gregorio XII en el año 1582.
La reforma gregoriana hizo que los meses recibieran nombres; januarius (31 días), februarius (29), martius (31), aprilis (30), maius (31), junius (30), quintilis (31), sextlis (30), september (31), october (30) y december (31). En el año 44 a.C. Marco Antonio hizo una petición para cambiar el mes de quintilis por Julius en honor a Julio César. El Senado aprobó en el 23 a.C. cambiar el mes de sexilis a Augustus. Como la persona de Augusto era bastante vanidosa paso de tener 30 días a 31, para que no hubiese 3 meses seguidos con 31 días, Julius y September pasaron a tener 30 días.
Esta división sigue siendo hoy en día nuestro calendario.
Origen de la palabra Naranja
La naranja no sólo es una saludable fuente de vitamina C y antioxidantes con grandes beneficios para la salud, sino que posee una curiosidad en su nombre que la relaciona con los elefantes. Los primeros cultivos fueron en el sureste asiático, India, Vietnam y en el sureste de China.
En sánscrito, la palabra "narangah" queria decir literalmente "veneno para elefantes". ¿Por qué un nombre tan poco sugerente para una fruta tan beneficiosa?
Porque una antigua leyenda contaba que la naranja era tan dulce y rica que los elefantes de tanto comerlas acababan muriendo.
La palabra que la relaciona en inglés (Orange) proviene del idioma Tamil ("Orangu") y se traduce como "6 y 5".
jueves, 5 de julio de 2012
Vladímir Mijaílovich Komarov.
El 24 de abril de 1967, el cosmonauta Vladímir Mijáilovich Komarov murió cuando su cápsula Soyuz 1 se estrelló contra el suelo a gran velocidad. Komarov fue el primer cosmonauta que falleció en el transcurso de una misión espacial y durante muchos años los detalles de su muerte estuvieron rodeados por un halo de misterio. Hubo que esperar a la perestroika de finales de los 80 para conocer qué había pasado exactamente con la Soyuz 1. Lamentablemente, durante esos años también se filtraron numerosos rumores que con el tiempo han adquirido categoría de verdades. Todavía hoy es habitual leer libros y artículos que se hacen eco de estos mitos sin fundamento. Y lo triste es que en la actualidad tenemos a nuestra disposición todos los archivos de la época. Esta es la verdadera historia de la Soyuz 1.
Serguéi Koroliov (izquierda) y Vasili Mishin, los jefes de la OKB-1
En 1966 el programa espacial soviético atravesaba una situación crítica. Mientras en los Estados Unidos la NASA ponía a punto los distintos elementos para poner un hombre en la Luna, en la URSS la indecisión del gobierno había logrado paralizar la respuesta soviética al programa Apolo. La muerte del gran Ingeniero JefeSerguéi Koroliov en 1966 había sido un duro golpe para la oficina de diseño OKB-1 y su plan de alunizaje N1-L3. Sin embargo, Vasili Mishin, el sucesor de Koroliov al frente de la OKB-1, esperaba ser capaz de lanzar un cosmonauta alrededor de la Luna antes que los americanos.Pero para garantizar el éxito de la aventura lunar, la Soyuz debía demostrar primero su valía en la órbita baja terrestre.
Modelo detallado de la Soyuz LOK para el programa N1-L3 realizado por Vadim Lukashevich.
Las pruebas de tierra con el primer prototipo de la nave 7K-OK comenzaron el 12 de mayo de 1966, mucho más tarde de lo previsto. La nave presentaba tantos defectos que el propio Nikolái Kamanin, jefe del Centro de Entrenamiento de Cosmonautas (TsPK) escribiría en su diario fuertes críticas sobre el diseño y desarrollo del vehículo.
Los ingenieros de la OKB-1 (por entonces llamada TsKBEM) esperaban poder lanzar antes dos misiones automáticas en solitario para refinar los diversos sistemas. Pero el tiempo apremiaba. Había una carrera lunar que ganar y la Comisión Estatal decidió eliminar estos vuelos de prueba.
Las dos primeras naves 7K-OK llegaron al cosmódromo de Baikonur en agosto. El lanzamiento estaba previsto para septiembre. Primero despegaría la 7K-OK (A) nº 2, una Soyuz con el sistema de acoplamiento activo (o “macho”). Le seguiría 24 horas después la 7K-OK (P) nº 1 con un sistema pasivo (“hembra”). Si todo iba bien, las dos naves se acoplarían y volarían en formación durante tres días. Los técnicos confiaban en que el primer vuelo tripulado despegase en diciembre.
Sistema de acoplamiento entre dos Soyuz 7K-OK mostrando la actividad extravehicular requerida para pasar de una nave a otra (Soyuz 4 y 5).
Finalmente, el 28 de noviembre de 1966 a las 16:00 hora de Moscú despegó desde Baikonur un cohete 11A511 -derivado del R-7 Semiorka- con la primera nave Soyuz. Una vez situada en una órbita de 181 x 232 km, recibiría el nombre de Kosmos 133. Los problemas comenzaron inmediatamente. Una fuga en el combustible del sistema de maniobra orbital (DPO) provocó que la presión de los tanques disminuyese de 340 atmósferas a 38 atmósferas en menos de dos minutos. Un cuarto de hora después, la Kosmos 133 había perdido todo su combustible en este sistema y se hallaba girando a dos revoluciones por minuto. El acoplamiento con la 7K-OK (P) se dio por perdido y se canceló su lanzamiento.
Pero el sistema de orientación también falló, así que resultaba imposible maniobrar la nave para realizar el encendido de frenado con el motor principal (SKDU). Tras muchos intentos, los ingenieros lograron frenar la nave empleando los motores del sistema de orientación (DO) y el motor auxiliar (DKD) en vez del motor principal. El 30 de noviembre la nave efectuó la reentrada, pero la cápsula desapareció de los radares cuando se encontraba a unos 70-100 kilómetros de altura y a 200 kilómetros de la ciudad de Orsk. El sistema de autodestrucción, compuesto por 23 kg de TNT, se había activado al comprobar que la Soyuz podía aterrizar en China. Los restos de la nave terminaron cayendo sobre las Islas Marianas en el Océano Pacífico.
Komarov durante los entrenamientos para la misión.
Llegó el día clave y Komarov se levantó poco después de la medianoche, hora local. Después de pasar por un chequeo médico se puso su traje de vuelo, un simple mono gris de algodón, y partió hacia la rampa de lanzamiento a las 03:00. Allí se despidió de los miembros de la Comisión, entre los que se encontraban Mishin y Kamanin. El propio Gagarin acompañó a Komarov hasta la escotilla de entrada de la nave.
A la hora planeada, la Soyuz 1 (7K-OK (A) nº 4) despegó con Komarov en su interior, convirtiéndose así en el primer cosmonauta que realizaba un segundo vuelo espacial. Una vez en su órbita de 196,2 x 225 km, la pesadilla comenzó.
Komarov intentó orientar la nave durante la quinta órbita usando el control manual y el sistema de sensores de iones, pero sin mucho éxito. Komarov comprobó que era muy complicado determinar la orientación de la nave con respecto al horizonte. Entre la séptima y la decimotercera órbita, Komarov debía aprovechar para dormir al estar fuera del alcance de las estaciones soviéticas de onda corta. Tras finalizar este periodo, el cosmonauta anunció que el sistema de orientación por iones había fallado otra vez. Malas noticias, porque sin ningún sistema de orientación operativo era imposible regresar a la Tierra.
Antes de perder el contacto por radio, Gagarin se los transmitió diligentemente. Mishin y Kamanin le desearon suerte. El ordenador de la nave debía iniciar la secuencia del encendido de frenado a las 02:56, pero cuando llegó el momento no sucedió nada. El motor no se había encendido. Por lo visto, el sistema de orientación había fallado otra vez al atravesar la nave una zona con menos densidad de iones mientras sobrevolaba la cara nocturna del planeta.Se decidió entonces traer de vuelta a Komarov en la 18ª órbita y Gagarin procedió a enviar un nuevo conjunto de datos. El encendido, de 150 segundos de duración, tendría lugar a las 05:57.La señal de alarma “Avería-2″ se activó en el panel de instrumentos de la Soyuz. Por suerte no se trataba de ningún fallo importante. El ordenador decidió cancelar el descenso nominal al notar que el centro de gravedad de la nave no estaba donde debía por culpa del panel solar plegado. La nave realizaría un descenso balístico y Komarov debería soportar una deceleración mayor de lo normal (unos 8 g), pero nada grave. Después del encendido, Komarov pasó a ocupar el asiento central de la cápsula.
Interior de una cápsula Soyuz 7K-OK.
La cápsula inició la reentrada unos quince minutos después de finalizar el encendido. Las comunicaciones se interrumpieron por culpa de la capa de plasma que se formó alrededor de la nave mientras el escudo térmico alcanzaba más de 2000º C. Pocos minutos más tarde se pudo escuchar la voz de Komarov recitando tranquilamente los parámetros del descenso gracias a la antena VHF situada en la escotilla principal. La Soyuz 1 estaba a punto de regresar a casa.
La tragedia sobrevino cuando le llegó el turno al paracaídas. El procedimiento requería que primero se desplegase un pequeño paracaídas -el paracaídas piloto- que debía estabilizar la cápsula y tirar del paracaídas principal. Como estaba previsto, la cubierta del contenedor del paracaídas fue eyectada y a continuación salió el paracaídas piloto. Pero, contra todo pronóstico, el paracaídas principal permaneció dentro del contenedor. Era algo inaudito. En los cientos de simulaciones y pruebas nunca había sucedido algo parecido. El ordenador de la nave detectó que la velocidad de caída no disminuía, síntoma de que había ocurrido algún problema con el paracaídas principal. El paracaídas de reserva se activó automáticamente, pero por desgracia se enredó con el paracaídas piloto que ya estaba desplegado y su cúpula no se pudo abrir correctamente. La nave se precipitó sin posibilidad de frenar su descenso. Komarov sabía que iba a morir.
Vladímir falleció poco después cuando su cápsula se estrelló a unos 150 km/h (el paracaídas de reserva parcialmente desplegado había ayudado a reducir la velocidad terminal). El impacto fue mortal de necesidad, pero peor aún fue la explosión y el incendio posteriores. Debido a la alta velocidad de descenso, el escudo térmico no había podido separarse a los tres kilómetros de altura como estaba previsto. A pocos metros del suelo, los cohetes de combustible sólido de la cápsula se activaron para frenar la caída, una labor inútil en esta ocasión. Pero al estar el escudo térmico aún en su lugar, los cohetes provocaron una explosión dentro del vehículo que sería avivada por los 30 kg de peróxido de hidrógeno del sistema de maniobra de la nave.
Restos de la cápsula Soyuz 1 después del impacto. El cadáver de Komarov aún estaba dentro del vehículo cuando se tomaron estas imágenes.
Los miembros del equipo de rescate que viajaban a bordo de un Iliushin Il-14 fueron los primeros que sobrevolaron el lugar del impacto y comunicaron que la Soyuz 1 estaba en llamas. Un helicóptero aterrizó a cien metros de la cápsula poco después. Los rescatadores pensaban que Komarov podría haber sobrevivido y que quizás se encontraba fuera de la nave, así que inspeccionaron los alrededores. Pocos minutos más tarde, Nikolái Kamanin aterrizó en la ciudad de Orsk esperando ser recibido por Komarov. Allí le informaron de la tragedia y se dirigió inmediatamente al lugar de los hechos. Cuando llegó, la cápsula aún estaba en llamas. A estas alturas era evidente que Komarov había muerto y que su cadáver se hallaba dentro de la nave. Kamanin dio orden de apagar el fuego con tierra y se procedió a retirar el cuerpo carbonizado del cosmonauta. Los restos de Komarov fueron hallados a las 09:30 y trasladados a Moscú para su autopsia. El 26 de abril Komarov sería enterrado con todos los honores en la muralla del Kremlin como un héroe soviético. Unos días después, un grupo de Pioneros que acudió a homenajear al héroe caído encontró más restos de Komarov en la zona y decidió enterrarlos. Varios cosmonautas también se acercaron al lugar para rendir un homenaje a su antiguo camarada.
Lo que hemos aprendido: el historiador estadounidense Asif Siddiqi tiene una transcripción de los momentos finales de Komarov en la Soyuz. Lo consiguió en el Archivo Estatal de Rusia. Dice así:
Komarov: activado, activado, no se preocupe, todo está en orden.
Baja: Entendido, no estamos también preocupados. ¿Cómo te sientes, cómo va todo? Zarya, a lo largo.
Komarov: Me siento excelente, todo está en orden.
Baja: Entendido, nuestros compañeros aquí recomendamos que se tome una respiración profunda. Estamos esperando para el aterrizaje. Esto es Zarya, a lo largo.
Komarov: Gracias por la transmisión de todo eso. [Separación] ocurrió. [Ilegible]
Baja: Rubin, este es Zarya. Entendido, la separación se produjo. Vamos a trabajar durante el descanso [pausa]. Rubin, este es Zarya, ¿cómo me oyes? Durante. Rubin, este es Zarya, ¿cómo me oyes? Durante. Se trata de Zarya, ¿cómo me oyes? Más ...
Un analista de la NSA, identificado como Perry Fellwock, describió que escuchó a Komarov decirle a los oficiales de control de tierra que ellos sabían que iba a morir. Fellwock describió como el Premier Soviético, Lexei Kosygin, hizo una video llamada para decirle que era un héroe. La esposa de Komarov estaba presente en dicha llamada para conversar sobre qué debía decirle a sus hijos. Kosygin lloraba.
Los restos de Komarov en un ataúd abierto
El audio fue grabado y algunos traductores parecen oír "el calor está aumentando en la cápsula". También se escucha la palabra "mataron", quizás para describir lo que los ingenieros le habian hecho.
Semanas después del incidente, Gagarin dio una entrevista a Pravda y criticó duramente a los oficiales que permitieron que su amigo volara.
La misión Soyuz 1 fue un fracaso anunciado y supuso la pérdida de la inocencia para el joven programa espacial soviético. Era obvio que la nave no estaba lista para un vuelo tripulado. La consecuencia más importante de la tragedia fue la paralización de los programas lunares N1-L3 y L1. Si no ocurría un milagro, la URSS podía dar la carrera lunar por perdida, como de hecho así fue.
Gagarin estaba muy deprimido por no haber podido persuadir a Brezhnev de detener el lanzamiento y que una gran culpa pesaba sobre él. Su comportamiento cambió y ya no era el jóven despreocupado de unos años atrás.
"Voy a llegar hasta él (Brezhnev), y si averiguo que tenía conocimiento de la situación y aún así dejó que todo esto pasara, entonces sabré exactamente qué hacer", le dijo a Russayev, su amigo de la KGB. El libro cuenta que Russayev le respondió: "Habla conmigo primero, antes de hacer cualquier cosa. Te advierto. Sé muy cuidadoso".
Existen historias no confirmadas que dan cuenta que Gagarin pudo hablar finalmente con Brezhnev, y que le lanzó un trago a la cara.
Yuri Gagarin falleció en un accidente de avión en 1968, un año antes de que los estadounidenses pisaran la luna.
Valentina Komarov, la viuda del cosmonauta soviético Vladimir Komarov, besa una fotografía de su marido muerto durante su funeral oficial, celebrada en la Plaza Roja de Moscú el 26 de abril de 1967.
domingo, 18 de marzo de 2012
GONZALO GUERRERO
Después de partir de Darien en Panamá en 1511 rumbo hacia la península de Yucatán en busca de nuevos esclavos la nave naufraga y solamente dos españoles logran sobrevivir el religioso Aguilar y el militar Gonzalo guerrero, ambos son cogidos por la civilización maya al sur de isla mujeres (lo que hoy es la riviera maya), la historia de ambos queda registrada por Aguilar que es la única fuente que tenemos sobre este personaje extraño en la historia de las Americas. Nos narra Aguilar que el se mantuvo fiel a su herencia seminarista y debido a su condición de castidad nunca conoció mujer maya y recibió la confianza del cacique maya para que se quedara a cargo de las mujeres, amantes y mantenimientos de este, dedicándose a la higiene, recolección y demás deberes elementales de mucha confianza. Al contrario de Gonzalo Guerrero que rápidamente se hizo de mujer maya procreando 3 hijos con los que nacerían los primeros mestizos en México, la figura de Guerrero es fascinante para su estudio histórico, prontamente absorbe la cultura maya y abjura de sus creencias cristianas para incorporar plenamente la cosmogonía a donde había llegado, se hizo tatuar y vestir exactamente como los guerreros mayas, llego aun mas, sacrifico a su primogénito a una deidad del lugar para evitar una plaga de langostas, pronto, Guerrero enseño a los nativos el arte de la guerra al estilo occidental que era muy diferente al de la península yucateca en la que solían enfrentarse con demasiados códigos éticos casi deportivamente evitando las muertes y los dolores del contrincante, Guerrero enseña el uso de una guerra mas salvaje pero organizada, donde era imperante el asesinato del rival y su intimidación para terminar rápido el combate, además el uso de cuadros de ataques, flacos y movimientos. Con las nuevas enseñanzas bélicas de Guerrero el cacique se hace de éxitos bélicos con sus vecinos, ganando así el español confianza de la gente y haciéndolo de cargos y llenándolo de todos los títulos mayas. Cuando Hernán Cortes llego a la zona 8 años después, se entero de que dos españoles habían llegado antes ahí y pide a los nativos que se les regrese, el seminarista Aguilar acepta inmediatamente y se convierte en el primer traductor entre los españoles y el mundo Maya posteriormente llegaría la Malinche con Cortes, en cambio Guerrero decide quedarse con los nativos a los que no solamente había abrazado como amigo sino como sus hermanos y emprende un ataque contra los españoles, estos quedan desconcertados que uno de sus paisanos los ataque, al principio veían a guerrero como una excentricidad pues era un soldado maya con la vestimenta exacta, pero con una enorme barba cristiana como narraría después Aguilar. Guerrero sigue enseñando diestramente a los nativos y después de muchas batallas contra los españoles a los que lo odian ya porque ha logrado crear en los nativos un gran espíritu de lucha y varias expediciones españolas han fracasado por culpa de Guerrero, finalmente en lo que hoy es Honduras al sur de la península de Yucatán, Guerrero muere después de un tiro certero de ballesta en el abdomen en 1536 después de 25 años de vida con los mayas.
viernes, 16 de marzo de 2012
El Duque de Lerma
Francisco de Gómez de Sandoval y Rojas
Tordesillas (Valladolid) en 1553
Valladolid en 1625
Político español
Ministro de Felipe III en la corte española del siglo XVII.
Francisco de Gómez de Sandoval y Rojas, marqués de Denia, caballerizo mayor y duque de Lerma a partir de 1599. Nació en Tordesillas (Valladolid), y fue educado en la corte de Felipe II. Su abuelo materno fue Francisco de Borja (San Francisco de Borja). Pertenecía a una familia con tradición desde 1412 en el cargo de Adelantado de Castilla. Un Adelantado era un Gobernador militar y político en tierras recién conquistadas.
Fue un personaje muy poderoso en su época que llegó a dominar y gobernar toda España. Se hizo inmensamente rico a costa de saber manejar el tráfico de influencias, la corrupción y la venta de cargos públicos. Por otra parte fue un verdadero mecenas en la ciudad de Lerma en Burgos, donde empleó gran parte de su fortuna en engrandecerla y embellecerla contratando a los más sobresalientes arquitectos y utilizando los mejores materiales.
Por su cargo como ministro del rey vivía siempre donde se hallaba la corte; al principio de su mandato este lugar era Madrid, pero en 1601 consiguió que el rey accediera a trasladar la corte a Valladolid que por entonces era una ciudad bastante importante con cerca de 80.000 vecinos y 15.000 casas (el promedio por aquella época era de 10.000 a 15.000 habitantes). El duque efectuó una magistral operación inmobiliaria seis meses antes del traslado, comprando propiedades e invirtiendo en su propio beneficio. Es lo que modernamente se conoce como especulación. Algunas de estas propiedades, como la llamada Huerta de la Rivera, se la vendió años después al rey, pocos meses antes del regreso de la corte a Madrid. Compró también un palacio a don Francisco de los Cobos, edificio que vendió al año siguiente también al rey y que fue convertido en palacio real.
El regreso de la corte de Felipe III a Madrid se hace también por la influencia y los consejos del duque de Lerma. Los historiadores piensan que este regreso estaba preparado de antemano y que en los planes del duque nunca estuvo el hecho de abandonar por completo Madrid. Se sabe por los documentos que se conservan que ya en 1603 existen ciertas maniobras y acuerdos entre el alcalde de Madrid y el duque.
Francisco de Sandoval pertenecía a una familia de la nobleza española. Sus padres eran don Francisco de Sandoval, marqués de Denia, y doña Isabel de Borja, hija del duque de Gandía. Su tío el arzobispo de Sevilla, don Cristóbal de Rojas Sandoval le educó en la corte madrileña de Felipe II y logró introducirle en el puesto de menino del príncipe Carlos, hijo de Felipe II y de su primera mujer María Manuela de Portugal.
A la muerte de su padre, Francisco queda como jefe y responsable del linaje, con más deudas que rentas. Pero el ascenso en su carrera comienza muy pronto con un primer cargo de gentilhombre de cámara del rey. Más tarde, en 1592, pasa a ser gentilhombre de la casa del príncipe Felipe (futuro Felipe III) siendo en ese momento cuando comienza la gran amistad entre los dos personajes. Algunas personas de la corte del rey Felipe II supieron ver desde el principio la gran influencia que el futuro duque de Lerma tenía sobre el príncipe y recomendaron al rey que lo alejase por algún tiempo. Así fue cómo el rey le nombró virrey de Valencia, puesto que ocupó a lo largo de dos años. A su regreso a Madrid el propio príncipe Felipe pidió su nombramiento para caballerizo mayor.
Cuando el príncipe Felipe subió al trono como Felipe III, quiso tener como amigo consejero y hombre de toda su confianza a Francisco de Sandoval quien a partir de ese momento fue el verdadero "rey" de España. Se rodeó de un equipo de gente de su confianza y ditribuyó los puestos más importantes de la corte entre miembros de su familia y amigos. Uno de estos personajes fue Rodrigo Calderón de quien se decía que era "el valido del valido". En 1599, Felipe III le otorga el título de duque de Lerma, y entra así en la categoría de Grande de España.
En 1601 se traslada la corte a la ciudad de Valladolid; será un breve periodo hasta 1606 en que de nuevo regresa a Madrid. Este traslado se debe al duque de Lerma que así se lo aconsejó al rey. Los historiadores creen que fueron dos los motivos que impulsaron al duque para conseguir este traslado: alejar al rey de la influencia de su tía María de Austria (recluida en el convento de las Descalzas Reales de Madrid, que no veía con buenos ojos la labor de don Francisco y los importantes beneficios financieros que suponían para él este cambio.
El poder del duque de Lerma fue inmenso; llegó a manejar el sello real. Llegó controlar el reino y a tomar él sólo todas las decisiones políticas entre 1599 y 1618. Los incidentes más importantes de su mandato fueron en 1609 con la firma de la tregua con los Países Bajos y la expulsión de los moriscos.
La reina Margarita, esposa de Felipe III no era partidaria de los abusos e influencia del duque de Lerma y a su alrededor tenía muchos consejeros descontentos también. Hubo una investigación de las finanzas que fue descubriendo el entramado de corrupción e irregularidades. Empezaron a caer culpables e implicados, entre otros el valido del duque, don Rodrigo Calderón que fue ejecutado en la plaza Mayor de Madrid. Se desencadena una presión en contra del régimen y ante los acontecimientos, el duque aplica una estratagema que salvará su vida: solicita de Roma el capelo cardenalicio que se le concede en 1618, al mismo tiempo que el rey le da permiso para retirarse a sus propiedades de la ciudad de Lerma. Murió en esta ciudad en 1625, retirado de la vida pública.
Cuando le fue concedido el cardenalato corrió por Madrid una coplilla que decía: Para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España, se viste de colorado.
Georges Psalmazar
A comienzos del siglo XVIII un misterioso extranjero cautivó a la alta sociedad londinense con sus fascinantes relatos de sacrificios humanos y canibalismo. Decíase llamar George Psalmanazar, nativo de la lejana isla de Formosa. La historia le reconoce como uno de los más grandes impostores de su época.
Aristócratas, clérigos y científicos competían entre si para llevarse a cenar al extraño joven, simplemente para escuchar sus historias. Formosa era un lugar exótico, y pocos podían ubicarlo en un mapa. Hoy en día lo conocemos como Taiwán, una isla en el mar de China.
Psalmanazar había acudido ante el obispo de Londres con una carta de presentación escrita por el Reverendo William Innes, que estaba destacado en un regimiento militar escocés con sede en Holanda. La carta explicaba la increíble historia de como los Jesuítas habían secuestrado al joven de su isla natal formosiana para llevárselo a Francia. A pesar de las amenazas de tortura, el joven se había resistido valientemente a la conversión al catolicismo y había logrado escapar a Holanda, donde conoció al capellán cuyo celo y dedicación logró convertirlo a la iglesia protestante.
La historia era pura fantasía, inventada por Psalmanazar y elaborada con la ayuda del travieso capellán. Pero el obispo – y cada uno de sus ayudantes – se tragaron cada palabra. Casi de la noche a la mañana, Psalmanazar se hizo una celebridad.
El visitante era indudablemente un hombre de talento. Podía conversar con el obispo en latín, y también hablaba en otros varios idiomas. Como regalo, le entregó al obispo el Catecismo de la Iglesia Anglicana traducido al “formosiano”.
Los patrones de Psalmanazar se morían de curiosidad por escuchar las descripciones sobre costumbres religiosas en Formosa. El imaginativo joven les contó que durante un festival religioso de 9 días de duración, se sacrificaba a 2.000 jóvenes al día sacándoles el corazón y quemándolos en un altar.
Cuando alguien le apuntó que con un ritmo de sacrificios tan alto, la isla de Formosa pronto quedaría despoblada, Psalmanazar explicó que sus compatriotas eran polígamos y que los primogénitos estaban exentos del sacrificio. La esperanza de vida en la isla, afirmó también, era de 120 años. Su propio abuelo había vivido 117 permaneciendo tan vigoroso como un jóven, gracias a la costumbre local de chupar la sangre tibia de una víbora cada mañana.
La audiencia de Psalmanazar suspiraba con deleite cuando les hablaba de las reservas de oro y plata de Formosa. No solo se usaban para decorar los templos sino que sus habitantes empleaban estos metales preciosos para cubrir los tejados y paredes de cada casa… en cada poblado de la isla.
Como el obispo entendió que era importante difundir las noticias sobre esta fascinante nación, él y sus amigos recopilaron una importante suma de dinero para enviar a Psalmanazar durante seis meses a la Universidad de Oxford. Le pidieron que diera charlas a los estudiantes y les enseñara los rudimentos de la lengua Formosiana, con la esperanza de convertirlos en buenos misioneros cristianos y enviarlos a la lejana Formosa.
Además, animaron a Psalmanazar a escribir un libro en el que relatase las costumbres de su exótico país. Publicado en 1704 con el título: “Una descripción histórica y geográfica de Formosa, territorio sujeto al Emperador del Japón“, el libro contenía descripciones maravillosas de los nativos de Formosa, sus vestimentas, su arquitectura y sus ceremonias religiosas. El libro incluía también el alfabeto formosiano, y una traducción del Credo, el Padre Nuestro y los Diez Mandamientos. Casi inmediatamente el libro se convirtió en lo que hoy llamaríamos un best-seller, y fue publicado de nuevo al año siguiente.
Sin embargo, Psalmanazar había cometido el primer error serio en el título del libro. Formosa era una provincia de China, no de Japón. Casi inmediatemente le llegaron las primeras acusaciones de fraude, pero Psalmanazar tenía como costumbre no retractarse nunca de sus afirmaciones.
En una segunda edición del libro, contestó a sus críticos de forma severa acusándolos de mentir. Siempre hubo entre sus oyentes quien dudó de la veracidad de sus historias, pero ahora el escepticismo iba en aumento.
Pronto, todo el mundo llegó a la misma conclusión: Psalmanazar era un fraude, y le desdeñaron y ridiculizaron con saña. Ya no encontró además el apoyo de su cómplice en el engaño, el capellán, al que habían asignado un puesto de importancia en Portugal.
El público al que tanto había deleitado le dio la espalda, y pronto tuvo que ganarse la vida desempeñando trabajos de poca importancia. Tras una seria enfermedad en 1728, se desdijo por completo de su vida pasada y escribió un libro de memorias que aparecería publicado tras su muerte, en el que se decidió a contar la verdad.
Psalmanazar murió el 3 de mayo de 1763. Tenía casi 84 años. Sus memorias se publicaron al año siguiente, pero hasta el día de hoy su verdadero nombre y su lugar de origen real siguen siendo un misterio.
domingo, 11 de marzo de 2012
GRETA GARBO (Una de las más glamorosas y populares estrellas cinematográficas de los años 1920 y30 )
Greta Lovisa nombre original Gustafsson Naciò 18 de septiembre de 1905, en Estocolmo, Suecia Muriò 15 de abril 1990, Nueva York, Nueva York, EE.UU
La hija de un trabajador itinerante, Greta Gustafsson fue criada en la pobreza en un barrio pobre de Estocolmo. Ella estaba trabajando como empleada de unos grandes almacenes cuando se encontró con el director de cine Erik Petschler, quien le dio un pequeño papel en Luffar-Petter (1922, Pedro el vagabundo). Desde 1922 hasta 1924 estudió en el Teatro Real Dramático de Estocolmo, y en 1924 desempeñó un papel importante en la saga de Gösta Berlings ("La historia de Gösta Berling"). El director de la película, Mauritz Stiller, le dio el nombre de Garbo, y en 1925 le consiguió un contrato con la Metro-Goldwyn-Mayer en Hollywood.
En un primer momento, el jefe de MGM Louis B. Mayer se mostró escéptico de talento de la Garbo, pero él y todos los ejecutivos del estudio quedaron impresionados por el trabajo inicial de su primera película americana, Torrent (1926). Garbo proyecta una calidad luminosa que era perfecta para películas mudas, motivando a Mayer con su firma en un contrato de exclusividad y elevar su salario, incluso antes de que ella terminara su trabajo en esta película. A lo largo del resto de la década, Garbo apareció en tales dramas populares romántico como la carne y el diablo (1927), Amor (1927), Una mujer de Relaciones (1928) y El beso (1929). A menudo co-protagonizó junto a John Gilbert, con quien estuvo involucrado románticamente fuera de la pantalla. El éxito de la Garbo en esta etapa de su carrera se basa no sólo en su personalidad misteriosa, etérea la pantalla, sino también en el interés público en el asunto Garbo-Gilbert.
Los críticos modernos están divididos en cuanto a si las mejores películas de Garbo de la década de 1930. Sus papeles más importantes en Mata Hari (1932) y la reina Cristina (1933) se encontraban entre la más populares , ligeramente escandalosa por su franqueza en el tratamiento del erotismo y la bisexualidad, respectivamente. Sus tres más conocidas películas de la década de 1930, y los roles en los que está en gran parte de la mística Garbo , son Ana Karenina (1935), en la que Garbo realizò un personaje de Leo Tolstoy título, Camille (1936), en el que, a pesar de estar enferma durante gran parte de la producción, la Garbo ofrece una de sus actuaciones más radiantes y atractivas como la heroína trágica de Alexandre Dumas, una comedia de Ernst Lubitsch demuestra en la que Garbo demostró ser un actriz capaz de realizar un papel còmico.
La guerra en Europa pudo haber sido un factor en la final de la carrera en la pantalla de la Garbo. Debido a que sus películas habían sido más populares en el extranjero que en casa, y porque los mercados de las películas americanas fueron rápidamente disipados a lo largo de los países ocupados de Europa, se ha dicho que los ejecutivos de MGM conspiraron para matar a la carrera de la Garbo. Aunque no dejó Hollywood con disgusto, se sintió atraída de volver a la pantalla dos veces: una para representar a George Sand, la otra vez a la estrella en Alfred Hitchcock El proceso Paradine (1947), pero optó por la jubilación permanente, una medida que agrega un enigma y el aumento de su culto. Después de una carrera en la pantalla de 20 años, Garbo vivió en los próximos cinco años en su apartamento de Nueva York y no hizo apariciones públicas. Fue galardonada con un Oscar honorario en 1955, fiel a su estilo, ella no asistió a las ceremonias.
viernes, 9 de marzo de 2012
Embarazo y parto en el Antiguo Egipto
Los niños fueron considerados una bendición en el antiguo Egipto. Los hijos e hijas se hacian cargo de sus padres en su vejez. Ellos fueron llamados a menudo "el personal de la vejez", es decir, uno a quien los padres de edad avanzada podría depender de su ayuda y atención.
Muchos niños murieron de infecciones y enfermedades. Hubo una alta tasa de mortalidad infantil, una muerte cada dos o tres partos.
Los papiros de Kahun, Berlín y Carlsberg contienen una extraordinaria serie de pruebas de fertilidad y embarazo,determinaban el sexo del niño por nacer. Estas pruebas abarcan una amplia gama de procedimientos, incluyendo la inducción del vómito y el examen de los ojos. Quizás la prueba más famosa dice: para ver si una mujer o no tener un hijo. Emmer y la cebada, la mujer debe humedecer con su orina cada día, al igual que las fechas y como la arena en dos bolsas. Si todos ellos crecen, dará a luz un niño. Si la cebada crece será un varón, si la espelta crece será una mujer, si no crecen no va a tener hijo.
Los antiguos egipcios estiman el tiempo de gestación de 271 a 294 días, en comparación de la cuenta actual de 282 días desde el inicio del último ciclo. Los egipcios creían que el útero abierto en la cavidad abdominal, sino también, que el canal alimentario procedente de la boca también conectado con el útero y la cavidad abdominal. Ellos creían que el ciclo menstrual cesaba durante el embarazo porque la sangre estaba siendo desviada para crear y sostener el embrión.
Dar a luz también puede ser un proceso difícil y muy peligroso. En la tumba del rey Horemheb en Saqqara se encontraron los restos fragmentados de su esposa la reina, que estaba en la edad de 40 o 45 años cuando murió. Entre los restos fueron encontrados los huesos minúsculos de un feto completamente desarrollado. Tal vez la reina había muerto de parto, los huesos del pubis tenía signos de anteriores partos difíciles.
Las mujeres dieron a luz de rodillas, o sentada sobre sus talones, o en un asiento preparado par ese fin. A menudo agua caliente se colocó bajo el asiento, de modo que los vapores facilitarían el parto.
Al igual que en todos los ámbitos de la vida cotidiana, los dioses de Egipto estaban conectados con el proceso de nacimiento. El dios creador Jnum era para la salud del recién nacido después del nacimiento.
Los egipcios fueron siempre ansiosos de conocer el futuro, y con el fin de determinar el destino de los niños recién nacidos que se basó el siete formas de la doisa Hathor, que se cernía sobre la cuna de un niño y ha anunciaba su destino. Las representaciones de estas siete formas de la diosa aparece en la tumba de la reina Nefertiti y en varias versiones del Libro de la Salida de Día .
Si un bebé era enfermizo se pensaba las probabilidades de morir, sus posibilidades fueron evaluadas por la fuerza de sus gritos y su expresión facial. Un niño que llora "Hii" va a vivir, pero que llora "Mbi" va a morir. Si el niño hace un sonido como el crujido de los árboles de pino, o volvió la cara hacia abajo, que iba a morir. Cuando todavía había duda, el bebé era de tres días lo ponian en una dieta de leche que contiene un fragmento de tierra de la placenta. Si no vomita, que iba a sobrevivir.
jueves, 8 de marzo de 2012
Premios Nobel en la quinta Conferencia de Solvay
En 1927 se reunieron 17 premios Nobel en Bruselas, durante la quinta Conferencia de Solvay. El fotógrafo francés Benjamin Couprie fotografió a todos estos genios gracias a Ernest Solvay que se encargó de reunirlos.
Primera fila: A. Piccard, E. Henriot, P. Ehrenfest, Ed. Herzen, Th. De Donder, E. Schrödinger, E. Verschaffelt, W. Pauli, W. Heisenberg, R.H. Fowler, L. Brillouin.
Segunda fila: P. Debye, M. Knudsen, W.L. Bragg, H.A. Kramers, P.A.M. Dirac, A.H. Compton, L. de Broglie, M. Born, N. Bohr.
Tercera fila: I. Langmuir, M. Planck, M. Curie, H.A. Lorentz, A. Einstein, P. Langevin, Ch. E. Guye, C.T.R. Wilson, O.W. Richardson.
Matanza de los inocentes de Tintoretto (Detalle, Scuola di San Rocco, Venecia).
Obra de extrema violencia que pertenece al ciclo de Historia Sagrada al que el pintor dedicó veintitrés años. Es una obra grandiosa, de inmenso sentido dramático.
Operarse de cataratas en la Edad Media
Originalmente la operación de cataratas es mucho más antigua que la Edad Media en sí, de hecho, en la antigua India el físico Sushruta (siglo VI a.C.) ya la practicaba. A lo largo de los siglos la técnica fue difundiéndose por todo el mundo, pasando por la Antigua Grecia y el resto de Europa.
En la Edad Media europea la operación de cataratas era algo que se practicaba a menudo, pero con la difusión de la medicina islámica por todo el continente las técnicas mejoraron notablemente para volver menos riesgosa la operación, aunque no por ello menos dolorosa.
La operación solía realizarse con un instrumento punzante que se introducía en la córnea para así extraer el lente ocular. Sin embargo, el Islam trajo consigo un interesante instrumento, la jeringa, la cual se utilizaba introduciéndola en la parte blanca del ojo y así extrayendo la catarata por succión.
La opción entre desmayarse de dolor en la operación y quedar ciego corría, lógicamente, por cuenta de los pacientes.
lunes, 13 de febrero de 2012
El Misterio del Everest ( Articulo y fotos cedido por nuestro amigo Sebastián Álvaro Lomba)
¡PORQUE ESTÁ AHÍ!
Sebastián Álvaro
“Si alguien me preguntara cuál es la utilidad de intentar escalar el pico más alto del mundo, debería decirles que ninguna. Simplemente la gratificación de un impulso, el deseo indómito de descubrir lo inexplorado que late en el corazón del Hombre. Conquistados los dos polos, la poderosa cumbre del Everest permanece ante los ojos del explorador como la única gran conquista posible”. Quien esto afirmaba era George Leigh Mallory, verdadero motor y el alma de tres expediciones británicas que en los años 1921, 1922 y 1924 se plantearon, por primera vez, el reto de conquistar la montaña más alta de la Tierra: el Everest. Desde entonces más de 200 personas han perdido la vida en sus laderas y muchos han desaparecido, pero de todas esas muertes y desapariciones ninguna ha concitado tanto interés en la historia del Himalaya como la que se produjo el 8 de junio de 1924. El misterio y la fascinación por esta historia ha ido aumentando con el transcurso del tiempo y la figura de sus dos protagonistas, Anrew Irvine y Georges Mallory, ha ido agigantándose en el imaginario de los alpinistas.
Fueron los británicos quienes se inventaron el Everest como reto alpinístico de primer orden. Fue otro notable alpinista británico, Alfred Mummery, quien en 1895 intentase la escalada de una montaña de más de ocho mil metros, el Nanga Parbat (8125 mts), pero ni su desaparición en esta montaña ni su expedición tendría la repercusión que tendría las expediciones británicas al Everest. Desde comienzos de los años 20 el Everest fue sustituido como el “tercer Polo”, como había sido denominado, para resarcirse de los fracasos de los británicos en su pugna con los noruegos en el Polo sur. El Everest simbolizaba los mejores valores del alpinismo: un mundo hostil y salvaje, aterrador y misterioso, intimidador y atrayente, la aventura perfecta. Los aventureros que llevaron a cabo aquellas hazañas, parecen personajes extraídos de las novelas de Kipling. Pertenecían a una especie ya extinguida. Eran poetas, escritores, médicos, músicos, agentes secretos, espías al servicio del imperio; la montaña era para ellos sólo una faceta más para aplacar sus inagotables ansias de conocimiento. Aquellas viejas fotografías nos hacen sonreír ahora, al verlos con sus chaquetas de franela, sus chalecos de lana y sus largas bufandas, fumando en pipa a siete mil metros -porque sostenían la extravagante teoría de que el tabaco de pipa favorecía la aclimatación- o comiendo codornices estofadas y bebiendo champán francés. Nadie como ellos merecían la cumbre más alta de la Tierra.
La personalidad más destacada de estos primeros intentos fue un maestro de escuela con inclinaciones socialistas, notable talento literario y uno de los mejores escaladores de su generación llamado George Leigh Mallory. Después de ser el motor de las dos expediciones anteriores, Mallory estuvo indeciso para incorporarse a la expedición de 1924 hasta el último momento. El accidente de 1922, en el que murieron siete serpas y del que se consideraba responsable, pesaba en su ánimo. Entonces ¿por qué volver al Everest? Dos intentos previos agotadores y frustrantes. Una vida familiar abandonada por una quimera. Y sin embargo, George Mallory volvió al Everest por tercera vez, en 1924. ¿Por qué?
¡Porque está ahí¡
Esta breve respuesta de Mallory, impropia de su mente analítica y creativa, al decir de alguno de sus amigos, se convirtió en la perfecta síntesis de la grandeza del alpinismo, de la lucha del ser humano por conquistar las cimas más altas de la Tierra. Y, a la postre, en el mejor epitafio de uno de los más grandes aventureros románticos.
La tragedia comenzó a desarrollarse en los primeros días de junio de 1924. Las tormentas monzónicas acechaban ya a las puertas del Himalaya. Ese año se respiraba el aroma de lo definitivo. Un audaz intento del coronel Norton y el doctor Somervell les llevaría hasta los 8.570 metros. Aquellos dos hombres lograron alcanzar, sin usar oxígeno, con sus botas de clavos, sus bufandas y sus chaquetas de franela esa increíble altitud. La cumbre estaba tentadoramente cerca pero desistieron. Vivieron un descenso terrible. Somervell sufrió un serio ataque de tos, que a punto estuvo de asfixiarle, y Norton padeció ceguera de las nieves durante dos días. Gracias a la ayuda de sherpas y compañeros consiguieron alcanzar la seguridad de las tiendas, pero llegaron al Collado Norte en condiciones lamentables. En ese campamento ya estaban preparados Odell, Mallory e Irvine dispuestos a tomar el relevo.
El intento de Mallory e Irvine era la última carta que les quedaba a los británicos. En sus manos estaba el éxito o el fracaso y los dos alpinistas eran muy conscientes de ello. Mallory, con treinta y ocho años y tres expediciones a sus espaldas, se enfrentaba a su última oportunidad en el Everest. Como Mallory había escrito: “la suerte está echada. De nuevo y por última vez avanzamos por el glaciar de Rongbuk en pos de la victoria o de la derrota final”.
El día ocho de junio muy temprano partieron hacía la cumbre desde el campo VI que habían situado a 8.168 metros de altitud. Aquella mañana, el tiempo estaba claro, sin temperaturas muy extremas, teniendo en cuanta la altitud a la que se encontraban, era el tiempo ideal para escalar el Everest. Aunque a principio de temporada las tormentas les habían azotado con una ferocidad inusitada y en pocos días llegaría el monzón, empujado por los vientos húmedos y cálidos del Golfo de Bengala, aquellos primeros días del mes de junio fueron poco fríos, la nieve estaba en buenas condiciones y el viento era moderado. A las doce y cincuenta de la mañana de ese ocho de junio, que marcaría la historia del Everest para siempre, los dos alpinistas fueron vistos por su compañero Noel Odell a unos 8.650 metros, avanzando “resueltamente” hacía la cumbre.
Aquella fue la última vez que se les vio con vida.
Sobre ellos germinó el más grande misterio de la historia del alpinismo. ¿Habían alcanzado la cumbre? Winthrop Young, un personaje clave en el alpinismo británico, afirmó que la montaña había sido coronada, sencillamente porque Mallory era Mallory. Pero a partir de entonces, en un proceso especulativo no exento de cierta polémica, apenas se les concedió posibilidades de éxito. El testimonio de Odell, único testigo presencial de esta historia, fue despreciado achacándole que tenía que haberse equivocado. Pero, como bien ha señalado Eduardo Martínez de Pisón, Noel Odell era el geólogo del grupo y su conocimiento de los pliegues y relieves de la montaña hace muy improbable que confundiera los escalones de la arista nordeste. De Herzog a Messner, pasando por Hillary y muchos otros alpinistas modernos, se extendió la opinión de que aquellos dos alpinistas no tuvieron ninguna oportunidad. Claro que todas esas opiniones estaban sesgadas, interesadamente, en una dirección. Si aquellos dos británicos hubiesen alcanzado la cima treinta años antes de la expedición de 1953, la historia del alpinismo se escribiría de muy diferente forma. Y ni Herzog hubiera sido el primer hombre en escalar un ochomil ni Hillary hubiese sido el primero en conquistar la cima del Everest y la hazaña de Messner en esa misma montaña se hubiera visto, por comparación, muy disminuida.
Pero no todos los grandes montañeros ni pensadores de la montaña opinan lo mismo. Personas de tanto peso en el campo de la montaña, como Chris Bonington, creen que tuvieron oportunidades de llegar a la cima a pesar de sus anticuados equipos. En cualquier caso, independientemente de que alcanzaran o no la cima, lo importante, lo que ha llegado completamente vivo a nuestros días, es su ejemplo de persecución de un ideal inalcanzable, la vigencia de una ética que pone por delante el juego limpio, que contrasta, desgraciadamente, con las nuevas expediciones comerciales, que han traído el abuso de botellas de oxígeno, la ambición desmedida, la insolidaridad y el desprecio por la vida de los semejantes. Y han convertido la montaña más alta de la Tierra en un circo temático de ambiciones innobles.
El 1 de mayo de 1999 fue descubierto el cuerpo de George Leigh Mallory a 8.230 metros. Presentaba evidencias de haber muerto debido a las heridas sufridas por una caída. Su aparición despejó algunas dudas pero mantuvo intactas otras. El cadáver no llevaba el equipo de oxígeno ni la cámara de fotos. Entre sus pertenencias tampoco se encontró una foto de Ruth que siempre llevaba consigo y a la que había prometido que la dejaría en la cumbre. ¿Llegó a cumplir su promesa? Es una incógnita que probablemente nunca llegue a resolverse. Y quizás sea mejor así.
Después de unos funerales que conmovieron a toda Gran Bretaña, la Royal Geografic y el Alpine Club, promotores de la expedición, celebraron una reunión para escuchar los informes de la expedición. Era tal el interés público que la comisión tuvo que celebrar la sesión en el Royal Albert Hall. El punto final fue el relato de Odell: “Queda en pie el interrogante de si se ha coronado la cumbre del Everest. Un interrogante sin respuesta porque no disponemos de pruebas concluyentes. Pero teniendo en cuenta las circunstancias y si consideramos el punto en que fueron vistos por última vez, creo que existe una probabilidad considerable de que Mallory e Irvine lo lograron. No añado nada más”
En realidad poco más queda por añadir. O quizás si. Fueron los hombres que más se merecieron pisar el punto más elevado de nuestro planeta.
( Paseo por la Historia agradece a nuestro gran amigo Sebastián Álvaro Lomba su colaboración desinteresada en este proyecto)