jueves, 25 de octubre de 2012
La chocolatina que descubrió el microondas
Percy LeBaron Spencer, un ingeniero estadounidense nacido en 1894, que en 1941 trabajaba en la compañía Raytheon. Allí se producían magnetrones, que son dispositivos que transforman la energía eléctrica en energía electromagnética en forma de microonda, para generar señales de radio para su uso en el radar. Spencer mejoró el proceso de fabricación de los magnetrones permitiendo el aumento de número de unidades producidas diariamente de manera significativa. La Marina de Estados Unidos le premió por ello. En la foto, Y entonces llegó el momento clave de esta historia, que sirvió de chispazo para que cambiara la vida de muchos de nosotros, que todas las mañanas calentamos el café en un microondas.
Era el año 1945 y Spencer estaba cerca de un magnetrón en funcionamiento cuando se dio cuenta de que una chocolatina que tenía en su bolsillo se había derretido. Después de algunas pruebas adicionales para comprobar que sus sospechas con respecto al microondas iban por buen camino, comenzó el desarrollo del electrodoméstico que todos conocemos hoy y que llegó al mercado un par de años después.
Un gran hombre, Percy Spencer, no solo por el episodio del microondas, sino porque demostró de manera sobrada a lo largo de su vida su capacidad, acumulando unas trescientas patentes durante sus trabajos para Raytheon.
Benjamin Franklin y el cambio horario
Nacido en Boston, Estados Unidos, en 1706, este polifacético personaje se encontraba en París, Francia, cuando en 1784 publicó una carta, aunque de manera anónima, en la que explicaba que los parisinos, gracias a aprovechar de manera más eficiente la luz del sol ajustando sus horarios a dicha luz, conseguían ahorrar dinero, aunque sólo fuera en velas. Lo que venía a proponer Franklin era salir de la cama un poco antes para poder comenzar a trabajar con el sol y, por supuesto, irse a dormir también más temprano, para gastar menos en iluminación artificial. Aquel artículo se publicó por primera vez en el diario Journal de Paris y más tarde se distribuyó una versión en inglés.
Esta idea está en consonancia con una frase de nuestro protagonista: Early to bed, early to rise, makes a man healthy, wealthy and wise, es decir, acostarse pronto y levantarse pronto hace al hombre saludable, adinerado y sabio. En su propuesta, Franklin había calculado que si todas las familias de París que se acostaban tarde y se levantaban con el sol ya en lo alto cambiaran sus hábitos, se podrían ahorrar casi treinta millones de kilos de cera para velas. Casi como una broma, abogaba por repicar las campanas al amanecer para despertar al pueblo.