La Habitación Prohibida
Hace ahora más de cinco décadas, cuando aquella bella localidad era incluso más tranquila y aislada que en la actualidad, cuando ver llegar un vehículo era algo absolutamente providencial, los niños de Alpandeire jugaban de manera frecuente a un curioso desafío: ver quién era capaz de penetrar en la “habitación prohibida”. Se trataba de un pequeño habitáculo, una cripta olvidada llena de trastos viejos, en las entrañas de la iglesia parroquial, más conocida como “La Catedral de la Serranía” por su colosal tamaño. Y es que en esa siniestra habitación, motivo de pesadillas para los más pequeños, se encontraban tirados en un rincón dos cuerpos incorruptos que causaban autentico pavor.
Según las autoridades locales, aquellas momias fueron extraídas algunas décadas atrás de la propia cripta cuando, tras llevar ésta sepultada desde hacía casi cinco siglos, decidieron realizar una obras de apertura. Allí hallaron numerosas cadáveres de los nuevos repobladores cristianos tras la Reconquista, allá por el siglo XV. Pero de entre todos aquellos cuerpos encontrados, dos llamaron poderosamente la atención de los lugareños. Por una parte estaban ubicados ambos dentro de un nicho mucho más amplio y alejado de los demás, como en un lugar privilegiado al que no podía acceder el resto de los mortales. Por el otro, era sorprendente su estado de incorrupción.
Los historiadores han llegado a un consenso al entender que aquellos dos cuerpos, uno de hombre y otro de mujer, pertenecen a un matrimonio que poseía en su momento un inmenso potencial económico, lo que de alguna manera les permitió acceder a un proceso de momificación que se les practicó inmediatamente después de fallecer.
Según las autoridades locales, aquellas momias fueron extraídas algunas décadas atrás de la propia cripta cuando, tras llevar ésta sepultada desde hacía casi cinco siglos, decidieron realizar una obras de apertura. Allí hallaron numerosas cadáveres de los nuevos repobladores cristianos tras la Reconquista, allá por el siglo XV. Pero de entre todos aquellos cuerpos encontrados, dos llamaron poderosamente la atención de los lugareños. Por una parte estaban ubicados ambos dentro de un nicho mucho más amplio y alejado de los demás, como en un lugar privilegiado al que no podía acceder el resto de los mortales. Por el otro, era sorprendente su estado de incorrupción.
Los historiadores han llegado a un consenso al entender que aquellos dos cuerpos, uno de hombre y otro de mujer, pertenecen a un matrimonio que poseía en su momento un inmenso potencial económico, lo que de alguna manera les permitió acceder a un proceso de momificación que se les practicó inmediatamente después de fallecer.