sábado, 9 de abril de 2011

LA LUZ CIRCULAR...(subiendo para el TEIDE)...



        Esta Historia es alucinante para cuando la leemos ahora sin embargo como ya nos pasó hace muchos años pues, ya es HISTORIA...y quedará en nuestros recuerdos eternos.

            Recuerdo una noche en que subí al Teide con un matrimonio amigo mío, para ver las estrellas desde allá arriba. Siempre impresiona lo cerca que parece estar allí el cielo sobre nuestras cabezas. Aquella noche, después de cenar, decidimos ir a dar una vuelta y acabamos en la zona de las Minas de San José, muy cerca de Montaña Blanca, casi a los pies del Teide. La noche era tan imponente como suele serlo casi siempre allí arriba, pero todos estábamos bastante cansados del ajetreo laboral de aquel día y cuando llegamos arriba, arrimamos el coche fuera de la carretera y nos quedamos dormidos, dentro, durante un rato. Teníamos que recuperar algo de sueño, sólo fue una media hora, pero nos supo a gloria. Antes de dormirnos, dentro del coche, habíamos quedado en luego salir y dar una vuelta por la zona, no habíamos llevado linternas, pero como había algo de luna y el suelo es de piedra pómez blanquecina, sería suficiente para ver a caminar sin peligro.
            Dormíamos plácidamente cuando me sobresaltó la voz del conductor:
-          ¡Joder! – dijo asustando - ¿Qué es esa luz?
Su esposa y yo, nos asomamos por las ventanillas del coche y vimos con asombro como alrededor del coche, sobre el suelo blanquecino, una gran luz circular iluminaba el suelo sobre el que estábamos aparcados, sobresaliendo del coche como unos dos metros aproximadamente. Sólo era el suelo lo que estaba iluminado, no el aire alrededor del coche. Quiero decir que lo de los dos metros no era formando una especie de haz de luz, sino que sólo estaba iluminando el suelo de piedra pómez. La luz era como la que habíamos visto en otras ocasiones, similar a la de un rayo de Luna aunque algo más pálido, a la vez que con más cuerpo, ya que parecía poder tocarse. Se que es raro de entender, pero era más tenue en el sentido de que no brillaba tanto como puede brillar un rayo de luz de Luna sobre el suelo, durante la noche (claro que al ser el suelo blanquecino igual nos despistaba un poco) y con lo de más corpóreo quiero decir que era algo con límites físicos exactos, milimétricos y que llenaba solamente la zona del entorno del vehículo, no se salía ni un milímetro del circulo que marcaba alrededor del coche.
Desde las ventanillas miramos hacia arriba, al cielo nocturno para tratar de descubrir si había algo sobre nosotros. La respuesta fue la misma que en otras ocasiones, sobre nosotros no había absolutamente nada, o al menos nada visible, porque la luz seguía iluminando ese circulo de unos dos metros, teniendo como centro el propio coche. Luego fue como si la luz parpadeara varias veces y luego se apagó totalmente. Entonces y sólo entonces, nos bajamos del coche para ver que había sido aquello. Allí todo parecía seguir como siempre, todo era paz y tranquilidad. Sólo millones de estrellas nos miraban desde las alturas.
Comentamos lo ocurrido entre nosotros, durante unos minutos, para fijar los detalles mejor en la memoria, y cuando nos dimos cuenta de lo tarde que se nos había hecho, regresamos rápidamente a nuestras casas. Teníamos que descansar un poco para al día siguiente estar medianamente despiertos en nuestros respectivos trabajos. Esto nos sucedió hace ya bastantes años pero no sólo a nosotros nos pasó.


Fue un ejemplo más de las muchas sorpresas con que, cuando él lo tiene a bien, nos obsequia el Padre Teide.                       juanjo y juanjo...

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