viernes, 8 de abril de 2011

  • ‎---LA CASA DE FRIAS---Unos sucesos que conmovieron TENERIFE en aquellos años en Los Mosntes de GÜIMAR---


    La Casa de Frías.

    ...Ante todo quiero comentar que la zona conocida como Frías, esta en la parte alta del municipio de Güímar, en Tenerife. Es una zona inmersa en grandes extensiones de pinares, situada por encima de los 1.300 metros de altitud.
    Todo comenzó alrededor de 1943, cuando aquella solitaria y muy humilde vivienda de una familia de cabreros, formada por el matrimonio, un hijo y siete hijas, empezaron a vivir en aquel entorno una serie de fenómenos, que hoy conoceríamos como “Poltergeist”.
    Se desataron sin previo aviso y se prolongaron durante varios meses, con el detalle curioso que cuando los padres, preocupados por la situación decidieron enviar a alguna de sus hijas al pueblo, a casa de algunos familiares, los fenómenos las siguieron a sus nuevos hogares, aunque sin dejar de producirse cada día con mayor fuerza en la propia casa de Frías.
    Basándome en el testimonio grabado en varias entrevistas a D. Alejandro (único hijo varón del matrimonio) cuando contaba este con 75 primaveras, paso a contar lo que él mismo relató en aquella tarde, vísperas de San Juan de 1997.
    Él pensaba que todo aquello vino por que “lo llamó” un vecino que quería quedarse con la casa y sus 300 cabras.
    - Ese hombre y su hermana – contó D. Alejandro - tenían un libro de mágicas en su casa y entre los dos hacían cosas así, usándolo contra mi familia y contra otros muchos vecinos. Era muy mala gente, y cuando usaban la blanca, no era tan malo, pero cuando usaban la negra, entonces aquello era terrible.
    Con nosotros empezó un día que estábamos todos juntos, con unos vecinos y a la hora de comer empezaron a caer piedras del cielo, eran piedras de distintos colores, negras, amarillas, blancas, etc. Todas caían al suelo mojadas, como si les acabasen de escupir encima, antes de lanzarlas. Eran brillantes como el oro y parecían tener una luz propia. Caían desde todas partes a la vez, algunas caían sobre nosotros, sobre el tejado, los animales, etc. Recuerdo que algunas, de mayor tamaño, al llegar al suelo se quedaban como “colgadas” de un hilo y no caían totalmente al suelo. A partir de ese día, pasaban cosas a todas horas, aunque eran más fuertes a mediodía y por la noche. Muchas veces estábamos sentados a la mesa, a punto de comer, cuando, de repente, saltaban todos los platos y la comida por los aires, chocando contra las paredes y el techo, para luego caer al suelo. ¡Cuantas veces nos tuvimos que acostar sin cenar!
    Avisamos al dueño de la finca para que viniera a ayudarnos, ya no podíamos más. Cuando llego y le contamos todo, se rió mucho y dijo que esa noche se quedaría él solo en la casa para demostrarnos que no había nada raro. Al poco rato, y ya dentro de la casa, se acercó hasta unos barriletes de 15 litros que teníamos apilados para guardar el vino, entonces le saltaron algunos barriletes a la cabeza y otros salieron corriendo tras él hasta bastante lejos de la casa. Desde lejos nos gritó que aquella casa estaba embrujada y que llamaría al cura del pueblo para que viniese.
    Desde aquel momento la historia de aquella casa y sus magias corrió como la pólvora por todo el pueblo. Vino primero el cura del pueblo, y luego otro del Obispado de La Laguna, y ambos salieron corriendo y gritando que aquello era cosa del diablo y que no querían saber nada.
    En aquellos momentos ya, la maquina de coser funcionaba sola, a algunas de las chicas, algo invisible les golpeaba y, caían al suelo inertes como en estado de catalepsia. Los perros y las cabras no se acercaban a la casa por temor, llegando a salir en estampida sin motivo aparente, huyendo de los alrededores de la casa.
    Un día llegó hasta la casa un espiritista, parece ser que era cubano, al que alguien avisó de lo que allí pasaba. Pidió permiso para realizar algunos rituales y ante la desesperación de la familia aceptaron su ayuda. Les dijo que tenía que poner algunas cosas alrededor de la casa, puso unos cables hasta una pequeña fuente cercana, enterrando los extremos en distintos lugares de la casa. Luego se fue encerrando en cada habitación de la casa, pidiendo que mientras él estuviese dentro, nadie, oyeran lo que oyeran, entrase en dicha habitación. Pues, luego, les contó que en algunas luchas espirituales contra esa clase de entidades, recibía como puñaladas y mordiscos de seres monstruosos. Aparte que oyesen los gritos y tremendos ruidos que salían desde dentro. Fueron muchos días los que el cubano, estuvo trabajando dentro de la casa.
    No se sabe con certeza si fue por este o por otro motivo, pero a partir de ese momento todo fue disminuyendo en intensidad, y al cabo de varios meses la normalidad volvió a la casa de Frías y a las casas de familiares donde vivían ahora algunas de las hijas del matrimonio.
    En aquella época Alejandro contaba apenas 20 años (nos recordaba que aun no había ido al cuartel) y cuando todo paso, él siguió durante un tiempo, hasta que le llamaron a filas, haciéndose cargo de las 300 cabras que sustentaban a la familia.
    Como final de aquella historia nos relató que durante los meses posteriores, cuando aun los animales se mostraban asustadizos y temerosos de pasar por ciertos lugares, que desde los lejanos tiempos de los antiguos Guanches, siempre han conservado la condición de lugares mágicos, él apostó mil pesetas, con un primo suyo que se las echaba de valiente, que aquel no sería capaz de subir hasta una huerta en lo alto del barranco y que como justificante tendría que arrancar y traerle una “mata de chícharos” de los que cultivaban ellos en aquel lugar. Alejandro sabía que, desde siempre, allí ocurrían apariciones de seres blancos, unos seres etéreos que parecen venir desde otra dimensión y que guardan ciertos ancestrales lugares de culto sagrado, similares a los que se han visto en el Barranco de Badajoz.
    Su primo sube entonces, llevándose al perro y algunas cabras. Al llegar arriba escucha como alguien le llama por su nombre y le pregunta donde va, él extrañado mira a todas partes y no ve a nadie. Sigue subiendo por el camino y entonces se le aparece un ser etéreo, alto como un pino que con voz de trueno le dice que si está subiendo hasta allí sólo por una apuesta, que no lo haga y se vuelva, pues está entrando en Tierras Sagradas y en ese momento nadie puede entrar allí.
    El muchacho, solamente acertaba a decir: - Pues, pues, pues, ....
    Antes de salir corriendo de regreso a la casa de Frías. Por delante de él ya iban los perros y las cabras que salieron en estampida. Al llegar abajo y verlo su primo, tan asustado, pensó que se le habían caído al barranco algunas cabras y le increpó por ello. El chico apenas pudo contarle lo que había pasado, ya que desde aquel día pasó el resto de su vida tartamudeando de la impresión tan grande que recibió por hacer caso omiso al primer aviso de los seres blancos para no entrar en las Tierras Sagradas que ellos guardan, llevando en su corazón sólo fines banales.

    Actualmente y tras, casi, 70 años, el estado actual de la mencionada casa de Frías es de total abandono. Parte del techo ha caído, al igual que alguna pared lateral. Además, el interior está “decorado” por pintadas de algunos ignorantes y desaprensivos, que desconocen la gran historia “misteriosa” de su propio pueblo.

    Esta historia se la agradezco a mi tocayo Juanjo que me la envió el otro día. Un tema que sucedió hace ya mucho tiempo en esta casa que ahora en la actualidad está bastante castigada por mucha gente que después no respeta el sitio ni el entorno que suele ser una maravilla. Gracias amigo Juanjo…de tu tocayo---Juanjo Sedeño Hdez.


    POR:JUANJO SEDEÑO

No hay comentarios:

Publicar un comentario