viernes, 22 de abril de 2011

EL DESAFIO DE UNA MINORIA

Ketchup, azúcar, cristales… Los desafiantes frente a las agresiones racistas. ‘Sentada’ de 1963

Lunes 1 de febrero de 1960. Carolina del Norte. EEUU. Cuando las castas se construían por el color de la piel y los derechos de los afroamericanos todavía se equiparaban a los de los animales; cuatro estudiantes negros del liceo agrícola de la ciudad se amotinaron contra su destino. Entraron en una cafetería en Greensboro y se sentaron en la barra. Un gesto absolutamente prohibido a los de piel oscura, obligados a consumir de pie. La acción supuso un punto de partida en la restructuración final de los derechos civiles de todo el país.

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El dueño del establecimiento se negó entonces a servir a “los cuatro de Greensboro” sus consumiciones, alegando el derecho de segregación vigente en el restaurante franquiciado de la conocida cadena Woolworth. Los estudiantes no reaccionaron de ninguna forma a la negativa y permanecieron impávidos en sus ‘taburetes para blancos’ hasta que una camarera de raza negra les espetó:

“Se están comportando como ignorantes. ¡Marchense!”

Joseph McNeil, Franklin McCain, Ezell Blair, Jr. y David Richmond ni se inmutaron con el grito de su semejante e hicieron la estatua hasta que el local echó el cierre una hora más tarde. Fue entonces cuando se levantaron con el sigilo de la caída del sol y abandonaron el restaurante por la puerta de servicio. No sin antes romper la tensión de aquel silencio:

“Volveremos mañana con toda la universidad”

La amenaza se cumplió. Al día siguiente se presentaron 25 afroamericanos en la ‘barra para blancos’ de la cafetería, tomaron asiento y pidieron sus consumiciones. Misma respuesta, mayor miedo. A la puerta del local un tumulto de estudiantes, curiosos y periodistas esperaban ya el inicio de otra gran revuelta. Pero no hubo batalla. Los estudiantes sacaron sus libros y apuntes y empezaron a trabajar en el mismo mostrador que les negaba el servicio. Los dueños no reaccionaron. Hubo más tensión que silencios.

Al día siguiente fueron ya 80 los alumnos que se unieron a la protesta. Con la novedad de la adhesión a la causa de cuatro estudiantes blancas de la misma universidad. En pocos días el gesto se contagió, boca a boca, sin twitter ni redes sociales por nueve estados del sur de los Estados Unidos. 15 ciudades boicotearon a la cadena Woolworth. La imagen y las pérdidas ocasionadas por los acontecimientos obligaron a la franquicia a suspender su reglamento segregacionista en muchos centros. Eso solo fue el principio.

Pero no siempre fue así. Quizás la imagen más significativa de las revueltas de la cadena Woolworth se produjo tres años más tarde. Mismas circunstancias, distinto resultado. El 28 de mayo de 1963, en Jackson; Mississippi, un grupo de estudiantes realizaba una de las cientos de sentadas protesta que contra la misma cadena circulaban ya por todo el país. La diferencia es que, en esta, el departamento de policía local pertenecía al lobby segregacionista e hicieron la vista gorda a las violentas reacciones del respetable. En la imagen se ve a cuatro estudiantes -tres blancos y solo uno de color- siendo humillados y vejados por la facción racista con azúcar, ketchup, sal e incluso trozos de vidrio. Al fondo, agentes del FBI con gafas de sol oscuras, observan permisivos la reacción de los acosados para intervenir solo en caso de réplica.
                                             Antes                                Ahora                                                                    
Los ’4 de Greensboro’ en la primera sentada de 1960, y el lugar tal como se conserva hoy en su homenaje.

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La foto dio la vuelta al mundo y ha sido incluida en decenas de manuales de historia y pro derechos civiles. Tres años de movimiento “Sit-in” fueron necesarios para obligar al entonces presidente Lyndon Johnson a modificar la constitución para abolir la discriminación racial.

Y todo comenzó por el pequeño desafío de cuatro hombres.


Rocio

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